22 Jul Saber en qué momento soltar para no perder lo más valioso
Soy Catalina Carvajal, más conocida como Katty; psicóloga de profesión, pero ante todo de corazón. Cuando estaba en 7º semestre de la universidad en Bogotá, mi ciudad natal, recibí una llamada que cambiaría mi vida para siempre. Una invitación para trabajar en Suecia como au pair en la familia de la sobrina nieta de Alfred Nobel y, de paso, estudiar inglés y sueco.
Estos estudios lo cambiaron todo, ya que allí conocí al amor de mi vida (él era el único que hablaba español y me animaba a intentar aprender sueco). Han pasado casi 18 años (nos conocimos, y a los 3 meses estábamos prometidos, a los 9 casados…y seguimos sumando).
Cuando me subí al avión en Bogotá rumbo a Estocolmo pensaba en regresar al cabo de un año y terminar mi carrera, pero cuando apareció el amor, los planes cambiaron y aprendí la importancia de flexibilizar y de dejar fluir las oportunidades.
Así que, al poco tiempo, salimos de Suecia y llegamos a España, donde estuve trabajando en una correduría de seguros y surgió la oportunidad de terminar mis estudios de Psicología, los cuales había dejado aparcados cuando me fui a Suecia.
Finalmente viajé durante un verano a Bogotá, a recibir las clases de 2 semestres concentradas en 2 meses. Fue intenso porque las clases eran solo para mí, pero sé que mereció la pena cada una de las horas dedicadas a sacar adelante mi carrera.
De nuevo regresé a España, hice mi tesis de grado compaginándola con mi recién estrenada maternidad y un trabajo a tiempo completo como líder de equipo en la misma correduría de seguros durante 6 años.
Un tiempo después y ya con mi título de psicóloga, quería dedicarme a mi hijo y montar una consultoría de recursos humanos, así que renuncié al trabajo y casi al instante, quedé embarazada de mi segundo hijo. El tema de la consultoría se enredó y fue cuando el mejor amigo de mi marido y yo decidimos abrir una franquicia de una empresa catalana en Madrid.
Fue un proceso largo, de mucha ilusión, altibajos emocionales, negociaciones, pérdidas, deudas, intentos por sacar adelante el negocio, poner toda la creatividad en marcha y hacer mucho networking (que según mi marido se me da de lujo), y ayudar a algunas ONG´s. Sin embargo, al ver que no habíamos acertado en nuestra apuesta, tuvimos que cerrar el negocio a los 3 años.
Siempre digo que me quedaron experiencias, deudas y amistades (así que no fue tan mal, ya que esta vivencia no había logrado separarnos como familia, ni acabar la amistad con mi socio. Además, podía seguir llevando la cabeza en alto al no fallar a nadie en el camino).
Le doy gracias a la vida por las oportunidades que me brinda. He aprendido a saber en qué momento soltar para no perder lo más valioso, ya que como dice mi marido: “somos ricos, lo único que no tenemos es plata (dinero)”.
Tras recuperarme de esta etapa, pude empezar a hacer voluntariado, algo que he disfrutado mucho desde pequeña, así que desde hace dos años conseguí convertirme en una Reina Maga De Verdad a través de “ReyesMagos de Verdad”, y debo decir que era lo que faltaba en mi vida. Disfruto viendo la alegría de los niños cuando reciben su regalo gracias a toda la gente que nos apoya. El intenso trabajo en la época navideña vale la pena,pero sobre todo ver a mis hijos involucrarse con la causa, me llena de satisfacción.
Estoy agradecida a España por la oportunidad que me ha dado de tener una hermosa familia, grandes amigos y muchos conocidos que aportan a mi red y que me sirven siempre para conectar con otras personas. También estoy feliz por poder participar en el voluntariado, en el consejo escolar del colegio de mis hijos, por los cursos y másteres que he podido realizar estando aquí y por el trabajo que desarrollo con los adultos mayores de mi pueblo donde hacemos estimulación cognitiva y trabajo en habilidades sociales, pero, sobre todo, por lo bien acogida que me siento en este lugar del mundo. Estoy agradecida a mi familia en Colombia, a mis hermanas y mis padres por todo el apoyo recibido en cada momento y en cada decisión que he tomado.
Mi esposo dice que conozco más gente en los años que llevo en España, que él habiendo nacido aquí; yo solo creo que tengo la actitud y las ganas de disfrutar de mi entorno y de las pequeñas cosas de la vida desde el café de la mañana con un buen rayo de sol, hasta los días nublados…lo importante es la actitud, la honestidad, el agradecimiento y la resiliencia con la que asumimos cada día.