01 Mar Brindemos por la reinvención … ¡Salud!
Pasar la temida barrera de los cuarenta, sentir que tu vida profesional no te hace tan feliz como prometía y lanzarte a la piscina, empezando de cero en un sector completamente diferente… no os niego que un punto de insensatez hay que tener, pero se puede.
Mi nombre es Beatriz García del Pino y la mía es una historia de reinvención. Estudié Derecho, sin una clara vocación, y el trabajo que desempeñé durante muchos años, si bien no me emocionaba, me permitió disponer de la flexibilidad necesaria para ocuparme de mis hijas mientras fueron pequeñas.
Entré en contacto con el mundo del vino durante un período sabático. Siempre había sentido curiosidad, pero desde el primer curso de iniciación en el que me inscribí en la Escuela Española de Cata, este fascinante mundo me atrapó. Fui encadenando curso tras curso de especialización, hasta obtener el Diploma de la Wine & Spirits Education Trust en Londres, uno de los más prestigiosos en el sector. A lo largo de varios años, cursos, libros, catas y viajes hicieron que me fuera enamorando de este extraordinario mundo.
En la actualidad desempeño un trabajo que me apasiona como Brand Ambassador en una de las bodegas más prestigiosas de España, Marqués de Murrieta; ocupo un cargo directivo en la Unión Española de Catadores, desde la que realizamos una labor extraordinaria promoviendo la cultura del vino y he cofundado junto a un grupo de amigas profesionales del sector, la Asociación Sherry Women, para contribuir a la difusión de la cultura y vinos del Marco de Jerez.
Nunca imaginé que aquello que empezó como una afición, terminaría convirtiéndose en mi profesión. No fue fácil volver a estudiar, a examinarme, a trabajar de becaria a una edad en la que mi entorno había ha alcanzado la estabilidad profesional… no os niego que alguna vez pensé en abandonar y volver a mi zona de confort, pero soy una tauro tozuda y finalmente el esfuerzo tuvo su recompensa. Si algo he aprendido a lo largo de este camino, es a dejar a un lado prejuicios, a no resignarme y, sobre todo, a esquivar obstáculos.
Reinventarse es posible, brindo por todas las que hayáis iniciado ese viaje.
¡Salud!
Beatriz.