Mi nombre es Carlota Roncal y esta es mihistoria.Hace unos años a mi marido se le presentó la oportunidad de ir con su empresa a liderar un proyecto a Guinea Ecuatorial. Cuando me lo planteó, no dudé ni un momento en que mi sitio estaba con él, al igual que no quería separarle de nuestros hijos que tenían entonces 8 y 10 años. Tenía claro que debía anteponer mi familia a la comodidad de mi trabajo, por aquel entonces llevaba una década trabajando en la asesoría jurídica del Ministerio de Defensa.
La gente me decía que si estaba loca, que como iba a dejar mi trabajo que favorecía la conciliación y llevarme a dos niños pequeños a África, ese fue mi primer desafío.
Afortunadamente me ofrecieron un trabajo en la misma empresa de mi marido, segundo desafío al que me enfrentaba, trabajar juntos!!!!
A los tres años de estar en Guinea, la empresa nos destinó a Lima, y tampoco en esta ocasión tuve dudas con la elección, nos íbamos todos juntos a afrontar este nuevo desafío, una nueva vida, otra cultura y una nueva forma de trabajar.
Las vivencias y el aprendizaje, no solo en lo laboral, sino también en lo personal han compensado con creces los miedos, es sorprendente la capacidad de adaptación que tenemos los seres humanos y la fuerza que sacamos para afrontar nuevos retos.
No solo han sido unos años muy gratificantes a nivel profesional para mi marido y para mi, también han sido unos años muy enriquecedores a nivel personal, familiar, social y una experiencia impagable para mis hijos.
Siempre digo que para mí ha sido mucha más difícil repatriarme que expatriarme. Regresamos a España a finales del 2019, con mis hijos ya adolescentes y a las puertas de una pandemia mundial a punto de estallar que nos ha descolocado a todos. Yo tenía que reinventarme y empezar de cero a una edad en la que es muy difícil que alguien te brinde la oportunidad de volver a empezar porque ya eres “una mujer madura”, aunque tú te sientas joven, con todavía una larga vida laboral por delante y con muchas ganas de seguir aportando y aprendiendo y con la mochila llena de experiencias laborales internacionales, y con la satisfacción de haber cumplido grandes retos profesionales.
Fue muy complicado encontrar ofertas laborales que se adaptaran a mi perfil, por eso creo que todas deberíamos apoyar este tipo de iniciativas tan valientes y enriquecedoras para las mujeres como es BIMBA TALENTIA.
Cuando escribo esta palabras para BIMBA TALENTIA mi hijo está en París estudiando la carrera de arquitectura y estos días estoy preparando el dossier para el acceso a la universidad de mi hija para el curso que viene en Holanda. Es el precio que pagas cuando les enseñas a tus hijos desde pequeños que el mundo es muy grande y que fuera está lleno de oportunidades y que salir de tu zona de confort es siempre positivo y retador a pesar de lo agridulce que a veces es el camino.
Finalmente, después de casi 2 años en España he conseguido un trabajo que me ha permitido volver al mundo laboral, aprendiendo nuevas cosas, afrontando nuevos desafíos y sobre todo volviendo a creer en mi misma